La
Catedral de Valencia cuenta con un
número inusual de capillas en su girola, nada menos que nueve, además de una
preciosa Virgen gótica conocida como la Virgen
de la "O", de "La
Cadira", o "del Coro".
Todavía hoy en día podemos ver rezar a las mujeres embarazadas a esta virgen,
pidiendo un buen parto, dando nueve vueltas a la Catedral, una por cada mes de
embarazo. Curioso, una por cada capilla absidial.
Todas
estas capillas, la de la Resurrección,
la del Rosario, la del Puig, la de San Rafael Arcángel, la de San
Jaime Apóstol, la de la Virgen del
Pilar, la de San Jacinto Castañeda,
la de San Dionisio y Santa Margarita,
y la del Cristo de la Buena Muerte,
guardan sus pequeños tesoros, esconden pequeñas sorpresas y maravillosas obras
de arte.
Pero
hoy quiero llamar la atención sobre esta última capilla, la del Cristo de la Buena Muerte, antes
conocida como de San Dimas, y
primitivamente llamada de Jesucristo
y De Passione Imaginis. Tuvo en el
medievo rejas de hierro, tal y como podemos ver en las anotaciones del Libre de Obres del año 1393, y una
bonita vidriera que fue sustituida en el año 1437 por un feo encerado.
Capilla del Cristo de la Buena Muerte. Catedral de Valencia. |
Pero
además de un bonito crucifijo del siglo
XVIII procedente del convento del Socorro
de Valencia, o las tablas del "Buen
Ladrón", del siglo XVI, esta capilla cuenta con dos sepulcros de lo
más interesantes.
El
primero de ellos, forma parte de la sepultura del tercer obispo de Valencia, Fray Andrés de Albalat, de quien
hablaremos en un próximo artículo y quién colocó la primera piedra de esta
catedral. Y decimos que forma parte de la sepultura del obispo Albalat porque su sepulcro se encuentra
curiosamente repartido entre esta capilla y la de San Jaime Apóstol.
El
segundo de los sepulcros, y el que nos interesa, es el del caballero valenciano
Mossen Jacme Castellar, caballero de
lo más influyente en su época, y según algunas líneas de investigación, como la
seguida por el profesor de Historia
Medieval de la Universidad de Valencia D. Mateu Rodrigo Lizondo, esposo de Bertomeua
March, cuyo sepulcro podemos ver en el pasadizo de acceso a la capilla del Santo Cáliz. Otras investigaciones lo
hacen esposo de Gueraldona Maçana,
con quien tendría un hijo con su mismo nombre.
Sepulcro de Mossen Jacme Castellar en la capilla del Cristo de la Buena Muerte. |
El
sepulcro de este caballero valenciano se
encuentra en el muro derecho de la capilla, sepulcro rematado con la imagen
yacente de un guerrero, vistiendo cota de malla y almófar, y en el que en su
parte frontal podemos ver dos escudos heráldicos que portan por armas un "castillo de tres Homenajes",
es decir, un castillo con tres torres, en oro, sobre lo que debió de ser
un campo de gules.
Este
mismo escudo lo podemos ver también en el hastial de la puerta de los Apóstoles, además de por ejemplo, en el claustro del Convento de Santo Domingo.
Escudo de los Castellar en el hastial de la puerta de los Apóstoles. |
Por
a una anotación realizada en el Libre de
Obres del año 1431, sabemos con exactitud cuando fue el sepulcro de Mossen
Jacme Castellar colocado en este lugar: el 24 de octubre, cuando tuvieron
que quitar algunas piedras de la capilla de "Jesucristo" para de este modo "metre la sepultura de mossen Jacme Castellar".
Gracias
al Archivo de la Corona de Aragón,
sabemos que Jacme Castellar fue
hombre de confianza de Juan I de Aragón,
ya que en un documento fechado el 16 de febrero del año 1384, y con número de
registro 1748, este rey aragonés le pedía que se pusiera al servicio de su mujer Dª Violante, quien estaba en su
noveno mes de embarazo. Juan I se dirigía a él en los siguientes términos:
"Al amat Conseller e Camarlench
nostre Mossen Jacme Castellar."
Pero
además de consejero y camarlengo de Juan
I, Jacme de Castellar fue uno de los caballeros que donó al Cabildo y a la Catedral de Valencia varias de las reliquias que hoy en día podemos admirar
en el museo diocesano.
El
27 de marzo del año 1422, en presencia
del Cabildo catedralicio, en una
catedral abarrotada hasta los topes, Jacme
de Castellar hacía entrega al Obispo
de Valencia, Hugo de Lupia, y
ante el notario del Cabildo, Jaime
Pastor, los testigos Juan de
Agramunt y Miguel Conill, y los
notarios Jaime Monfort y Dionisio Cervera, de un relicario de plata sobredorada
conteniendo varias reliquias dignas de toda veneración, según podemos leer en el legajo 3546, f .281 del Archivo de la Catedral de Valencia.
Relicario de Mossen Jacme Castellar en el museo de la Catedral de Valencia. |
Estas
reliquias eran las siguientes:
-Una
pequeña cruz de madera formada con el "sagrado
leño en que nuestro divino Señor consumó
la Redención por todo la humanidad", la cual se encontraba engastada
en una piedra preciosa de color verde, conocida como "bericle", revestida en oro y adornada con perlas. Esta
reliquia fue enviada por el Papa
Clemente VII a Doña Violante,
esposa de Juan I, quien a su vez se
la regaló a Jacme de Castellar.
-Una
espina de la corona de Jesucristo, la
cual se hallaba en la parte superior del relicario, la cual se encontraba a su
vez rodeada de catorce perlas, con
tres zafiros, dos crisolitas, una
amatista y seis perlas en su parte frontal, y un zafiro, cinco balajes y seis
perlas en su parte posterior. Esta
reliquia fue donada por la reina Doña
Leonor, esposa de Alfonso II, a
los antepasados de Jacme Castellar.
-Varias
reliquias de santos y lugares sagrados, reliquias igualmente donadas por Doña Leonor a los antepasados de Jacme de Castellar, y a él mismo por Doña Violante, y que se encontraban dentro de una custodia de
plata en la parte inferior del relicario.
Los
nombres de todas estas reliquias están recogidos, grabados a buril, en los
laterales de esta custodia de plata, tal y como lo recoge el canónigo de la
Catedral Don Peregrín-Luis Llorens
en su magnífico trabajo "Relicario
de la Catedral de Valencia", y que ya recogía anteriormente el
canónigo Sanchis i Sivera en su "Catedral de Valencia":
"De
la camisa de Ixpt; del cordo que ligaren a Ixpt; De la casa hon estava pres
Ixpt; De la corona de Ixpt; Del loch hon
Ixpt fo pres; De monte calvari hon fos Ixpt cricificat; Del loch hon Ixpt
evacua de sanch de mont olivet; Del loch hon Ixpt fon temptat per lo diable; De
la roba de la Verge Maria; Del loch on dona la let de la verge Maria; Del loch
hon fon saludada la verge Maria; Del loch hon trespasa la verge Maria desta
vida al altra; De la pell de ossos de St. Bertomeu; Del loch hon sent Jacme va
pres martiri; Dels ossos de sent. Esteve; Dels ossos de sent Iordi, Del abit de
senl Lois; Del abit de sent Franch; Del vas de sent Porchar monge negre: Del
vas de Sta. Catalina; De la costella de Sta Marta; Dels ossos de Sta.
Argellina; Dels ossos de Sta. Dolça; Del vas de Santa Agnes."
"De
la camisa de Jesucristo; del cordón que ataron a Jesucristo; de la casa donde
estaba Jesucristo; del lugar donde Jesucristo fue preso; del monte Calvario
donde Jesucristo fue crucificado; del lugar donde Jesucristo sudó sangre en el
monte de los Olivos; del lugar donde Jesucristo fue tentado por el diablo; de
la ropa de la Virgen María; del lugar donde dio leche la Virgen María; del
lugar donde fue saludada la Virgen María; del lugar donde traspasó la Virgen
María de esta vida a la otra; de la piel de los huesos de San Bartolomé; del
lugar donde San Jaime recibió martirio; de los huesos de San Esteba; de los
huesos de San Jorge; del hábito de San Luis; del hábito de San Francisco; del
vaso de San ¿Porchar? monje negro; del vaso de Santa Catalina; de la costilla
de Santa Marta; de los huesos de Santa Argelina; de los huesos de Santa Dulce; del
vaso de Santa Agnes."
Relicario de Mossen Jacme Castellar. |
En
el Archivo de la Catedral de Valencia,
existe un documento de inventario realizado el 3 de septiembre del año 1540,
donde se hace una descripción de esta preciosa reliquia:
"...un
reliquiari en que hi ha les armes de Castella d’argent daurat amb moltes
relíquies i de dalt un vas de cristall on hi ha del Lignum Crucis en lo qual hi
ha dos àngels amb XVI perles en les anses. Guarnit d’or mes amunt hi ha un
cristall on hi ha una Espina de les de Jesucrist en l’entorn hi ha catorze
perles i en la part de davant hi ha tres safirs, dos cresòliques, una ametista
i sis perles grosses. A l’altra part hi ha un safir i cinc balaixos i sis
perles. Més amunt hi ha una creu amb un granat i quatre perles i en l’altra
part una cresòlica i quatre perles i tres perles que están cadascuna al cap de
la creu..."
"...un
relicario en el que están las armas de Castellà de plata dorada con muchas
reliquias y arriba un vaso de cristal donde está el Lignum Crucis en el que hay
dos ángeles con XVI perlas en las asas. Guarnecido de oro más arriba hay un
cristal donde hay una Espina de las de Jesucristo, en el entorno donde hay
catorce perlas y en la parte de delante hay tres zafiros, dos crisolitas, una
amatista y seis perlas grandes. En la otra parte hay un zafiro y cinco balajes
y seis perlas. Más arriba hay una cruz con un granate y cuatro perlas y en la
otra parte una crisolita y cuatro perlas y tres perlas que están cada una en la
cabeza de la cruz..."
Tras
la donación, Mossen Jacme pidió
humildemente un favor a Hugo de Lupia
y al Cabildo catedralicio: que las reliquias donadas fueran para su
veneración por los fieles, colocada en la capilla de la que era patrono, es decir la actual
capilla del Cristo de la Buena Muerte,
donde tras su muerte, el caballero valenciano fue sepultado.
Así
es como se hizo, conociéndose durante muchos años esta capilla, como la de "la Santa Espina".
Actualmente,
este preciado relicario se puede admirar en la sala novena de la segunda planta
del museo catedralicio, aunque bien es cierto que ha sufrido varios cambios y expolios
a lo largo de la historia. Las perlas que se hallaban tanto rodeando el vaso donde
se encontraba el Lignum Crucis, como las que rodeaban la almendra donde estaba
la Santa Espina, desaparecieron con el paso de los siglos. También falta la "creu
amb un granat i quatre perles..." "la cruz granate y cuatro
perlas..." que se
encontraba justo entre el Lignum Crucis y la Santa Espina.
También
podemos observar que se ha perdido el brazo horizontal del Lignum Crucis,
conservándose tan solo el travesaño más largo, al igual que la pérdida de las
alas de uno de los querubines que se encuentran en las asas del relicario.
Detalle del Lignun Crucis donde se aprecia la falta del travesaño horizontal. |
Esto
no es de extrañar, ya que en siglo XIX, durante la guerra con los franceses,
este relicario, junto con otras muchas reliquias, fue trasladado primero a Ibiza y luego a
Mallorca, donde sabemos gracias a un documento que se encuentra en el archivo
catedralicio (legajos 1670.3 y 1670.4), que tanto su pie como su astil fueron
fundidos para acuñar moneda, al igual que la cruz que coronaba el relicario.
En
el año 1813 fue devuelto a la ciudad de Valencia, donde se restauró añadiéndole
un nuevo pie y astil.
Durante
la Guerra Civil este relicario volvió a viajar, esta vez a Madrid, volviendo de
nuevo a la Catedral de Valencia en el año 1942, gracias a don Guillermo
Hijarrubia, Deán de la Catedral de Valencia, y a su sobrino.
No hay comentarios :
Publicar un comentario