Valentia Mediaevalis : Una piedra de afilar en la portada románica de la Almoina.
Este blog está registrado en la Biblioteca Nacional de España con el número de ISSN 2603-8714

jueves, 10 de diciembre de 2015

Una piedra de afilar en la portada románica de la Almoina.


Ahí está. La puerta de la Almoina. Impasible, viendo pasar el tiempo lentamente, testigo del pasado medieval de nuestra ciudad...si sus piedras hablaran...cuantas cosas nos contarían.

Recibe la portada este nombre, el de la Almoina, por encontrarse frente a la que fue la  antigua Casa de Caridad, institución  fundada por el obispo Raimundo Despont  en el año 1288, y la cual se ocupaba de dar alimento y limosna a los necesitados.





Contemplar la portada románica de la Almoina es todo un disfrute para los sentidos. Sus capiteles historiados contándonos escenas del Antiguo testamento  no pasan desapercibidos para nadie, al igual que la archivolta que flanquea la puerta, donde encontramos querubines, serafines, ángeles... incluso la cara del diablo parece querer advertirnos de nuestros pecados.

¿Y que decir de los magníficos canecillos que sujetan el alero del tejado?  Las cabezas de siete matrimonios talladas en piedra, los hombres descubiertos, las mujeres cubiertas con una corona....que perfección de detalles.



Su precioso ventanal gótico, y como no, sus marcas de cantero, rematan un trabajo magistral. Desde luego es una portada digna de admirar, sin prisas, con paciencia, acariciando el sabor de sus piedras.

Sin embargo, y a pesar de todo lo antes descrito, hay una piedra que ha despertado siempre una insólita e inusitada curiosidad y atención, una piedra sobre la que no nos cansamos de oír teorías y leyendas....la piedra donde el verdugo afilaba su hacha antes de decapitar a su reo.




¿Cuantas veces hemos escuchado este relato? ¿Cuantas veces hemos imaginado al verdugo afilando su gran hachón?

Pues nada más lejos de la realidad. De hecho, ya el conservador de la Catedral, D. Jaime Sancho Andreu, se encargaba de desmentir este hecho en la conferencia que ofreció en la Real Maestranza de Caballería de Valencia el pasado año.

¿Entonces, donde tenían lugar las ejecuciones en la ciudad de Valencia?  ¿Que significado tiene esta piedra?

Como bien apunta el investigador y filólogo Vicente Adelantado Soriano en su trabajo "La pena de muerte como espectáculo de masas en la Valencia del Quinientos", la pena de muerte estaba pensada como un castigo ejemplar, algo que debía de ser visto por la gran multitud, y que sirviera al mismo tiempo,  como escarmiento ante la muchedumbre.

Desde luego el abanico de posibilidades para perder la vida ante el verdugo en la ciudad de Valencia  era bien amplia. De ellas da buena fe Vicente Adelantado, indicándonos en cada caso cual debió de ser el pecado o crimen cometido.

Los acusados por homosexualidad, adulterio, y herejía, eran condenados a la hoguera. Los nobles, generalmente eran condenados a la decapitación, Y el resto de penados, sucumbían en la horca.

Sanchis y Sivera, en su obra "Vida íntima de los valencianos en la época foral" nos enumera los lugares de emplazamiento donde los reos eran ejecutados. Los ahorcamientos se realizaban generalmente en la plaza del Mercado. Allí, el verdugo, más conocido como "Morro de Vaques", acompañaba al culpable, rodeado de algunos clérigos y cofrades de Nuestra Señora de los Inocentes y Desamparados.

 También estos patíbulos se solían levantar tal y como indica Vicente Adelantado, en la antigua puerta de la mancebía, barrio que se encontraba extramuros de la ciudad, y que ocuparía lo que hoy son las calles de Salvador Gines, Alta, Ripalda, y Guillem de Castro, en la plazas de las Cortes y de Santo Domingo, o bajo el puente de Serranos.

Las decapitaciones se realizaban frente a la Catedral, pero no en la plaza de la Almoina, sino en la plaza de la Virgen, frente a la calle Caballeros, o  frente al Real, mientras que los acusados de herejía, adulterio y sodomía, ardían en el fuego en la Pechina, frente al jardín Botánico.

La Cofradía de de Nuestra Señora de los Inocentes y Desamparados era la encargada de recoger los cadáveres de los condenados, enterrándolos en algunos casos en el cementerio de la iglesia de los Santos Juanes. Años después pasaron a enterrarlos  junto  al barranco de Carraixent.

La plaza de la Almoina quedaba reservada para los autos de fe, mediante los cuales  los condenados abjuraban de sus pecados y mostraban su arrepentimiento.

¿Cual es pues el origen  significado de las líneas o rayas verticales de esta piedra de la puerta de la Almoina?

Pues es de lo más simple. Esta piedra es una piedra arenisca, piedra que solía usarse para afilar objetos cotidianos, como cuchillos, navajas, o incluso alguna herramienta. Este es el simple y sencillo significado de los trazos de dicha piedra. Piedras similares y con las mismas marcas podemos encontrarlas, por ejemplo,  en Denia o en la Catedral de Barcelona.


Posiblemente después de haber leído esto,  ya no nos sobrecojamos igual que antes  al imaginar al verdugo junto a su reo cuando contemplemos de nuevo  esta conocida piedra....pero quizás si lo hagamos al pasear por el jardín Botánico, por la calle Caballeros, o por el puente de Serranos....


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