Es
curioso que al hablar en líneas generales sobre la historia de la ciudad de
Valencia, y en particular sobre la de la Catedral, se tome casi siempre como
referencia y punto de partida la conquista de la ciudad por parte del rey Jaime
I.
Tras
la toma de Balansiya en el año 1238, la
Aljama, la Mezquita Mayor de Valencia, era consagrada y reconvertida en
iglesia, y unos años más tarde, en el año 1262, se ponía la primera piedra la
de que sería la gran Catedral de Valencia.
Pero
como suele ocurrir en esta vida, todo tiene un pasado y una historia, y nuestra
querida Catedral no iba a ser menos.
Recreación de la muralla de la ciudad de Balansiya con el alminar de la Mezquita Mayor. Imagen realizada por Isabel Balensiya. |
Tan
oscuro parece ser que fue ese pasado, que hasta las leyendas quisieron desde el
principio borrarlo de la memoria, haciendo incluso que el propio Jaime I armado con un gran martillo de plata y seguido de algunos de sus caballeros,
redujera a escombros la Mezquita Mayor de Valencia en apenas unas horas.
Así
lo contaba Beuter en su Segundo Libro de la Crónica General de España, y
especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia
cap. XXXXI (año 1551), y que después repetirían otros como Teixidor en
sus Antigüedades de Valencia:
Concertó el día señalado ayuntados muchos maestros de casas con sus instrumentos para derribar, vino el rey en procesión hasta la Yglesia Mayor que estaba como la hallara labrada a la morisca y tomando pico en la mano, hecha primeramente oración a Dios, dio el primer golpe para derribar lo que fuera la mezquita y después el obispo puso la primera pedra en lo que avia de ser iglesia...
Nada
más lejos de la realidad. La Mezquita Mayor de Valencia fue utilizada como
Catedral hasta la construcción de su nueva fábrica en el año 1262.
Es
de justicia pues, que este lado oscuro sea iluminado y dado a conocer. Un lado
oscuro lleno de esplendor y de historia, y al fin y la cabo, un lado oscuro que
también a forjado parte de nuestras costumbres y nuestras tradiciones.
Pero
comencemos por el principio, aunque sea de forma muy breve y general, hasta
llegar a nuestro destino, la Mezquita Mayor de Balansiya.
Ya
existió en época romana un templo dedicado según afirma la tradición a la diosa
Diana, aunque bien es cierto que no contamos con documentación que asegure esta
advocación. Durante la dominación romana eran varios los dioses que se adoraban
en Valentia, como Asclepio, dios de la medicina, y del que podemos ver restos
del templo bajo su advocación en el museo de la Almoina, Hércules, Júpiter, o
Isis.
Estos
templos, junto con el foro, la curia, y la basílica, vendrían a ocupar el lugar
que ocupan en la actualidad la plaza de la Virgen, la plaza de la Almoina, y la
Catedral.
Recreación de la Valentia romana. Museo de la Almoina. |
Sin
embargo ya esta época esplendorosa de la Valentia Romana quiso en algún momento
de la historia ser borrada y eliminada, aunque en algunos casos fuera
nuevamente a través de la leyenda.
Fue
Gaspar Juan Escolano quien en su obra Década primera de la insigne y coronada
ciudad y Reino de Valencia (1610-1611) atribuyó al rector de la Universidad de
Valencia Joan Salaia, el enterramiento de gran cantidad de lápidas e
inscripciones romanas bajo el puente de Serranos durante el año 1517.
Aunque
durante años se dio veracidad a esta noticia, lo cierto es que hoy por hoy y
con los datos que tenemos, podemos afirmar con toda seguridad que no se trata
más que de una leyenda inventada por Escolano.
En
cambio ya no es leyenda la destrucción, de al menos dos inscripciones romanas
que se encontraban en la Catedral, por parte de fray Isidoro Aliaga, Arzobispo
de Valencia entre los años 1612 y 1648.
Estas
inscripciones eran ya conocidas antes del siglo XVI, y estaban dedicadas a los
hijos del emperador Decio. Una a su hijo mayor y otra a su hijo menor, y se
encontraban en la actual capilla de San Agustín.
Tras
la caída del imperio romano, el trazado urbano de la Valentia del Bajo imperio
se mantuvo, siendo bastante difícil
diferenciar los restos encontrados y datados en el siglo V, cosa que ya no
ocurre con los restos de edificaciones encontrados correspondientes a los siglos VI y VII.
A
modo de curiosidad, decir que la ciudad de Valencia aparece por primera vez
citada en las crónicas visigodas en el año 584, año en el que el rey Leovigildo
desterraba de la ciudad a su hijo Hermenegildo, quien se había convertido al
catolicismo y se había rebelado contra su padre.
Basílica Visigoda de Valencia.Recreación en el museo de la Almoina, |
En
cuanto al primer espacio cristianizado, ocuparía parte de lo que fue el
edificio administrativo del foro romano. Poco o nada sabemos de él, ya que fue
totalmente arrasado durante el siglo V.
Sería de escasas dimensiones y bastante parco en adornos y ornatos.
Algo
más conocemos de la Basílica visigoda que ocupó gran parte de la plaza de la
Almoina y parte de la actual Catedral. Tendría unas dimensiones de 40 x 50 metros , y contaba con
dos capillas situadas a ambos lados del ábside, el cual tendría unas
dimensiones de aproximadamente 15 metros de diámetro. Junto a esta basílica se
encontraba un pequeño cementerio con apenas veinte tumbas, cementerio que fue
complementado con otro de distintas características y mayor ornato a finales
del siglo VI.
Restos del ábisde de la Basílica visigoda de Valencia. Museo de la Almoina, |
Este
recinto episcopal contendría además, otros edificios y espacios, estando
cerrado al resto de la ciudad, y concentrando al mismo tiempo que el poder religioso y espiritual, el poder
judicial, político y económico.
Tras
la conquista musulmana en el año 711, parece que Valencia cae en un periodo
oscuro donde la documentación e información es bastante pobre, aunque sí
sabemos que con la llegada al poder de Abd al Raman I tras constituirse Córdoba
en un emirato independiente del califato de Bagdad en el año 756, Valencia sufre una islamización prácticamente
total, recibiendo por parte de los geógrafos musulmanes el nombre de Madinat
al-Turab, ciudad de tierra, ya que gran
parte de la población reniega de su fe cristiana, unos por conseguir y
facilitar su inserción en la nueva sociedad, y otros simplemente para evitar el
pago de los impuestos que gravaban a la población no musulmana.
Esta
época algo oscura y confusa, contrasta con el auge de la ciudad en los siglos
XI y XII, donde adquiere un desarrollo social, económico, cultural, y como no,
arquitectónico, que situará a la ciudad de Valencia en una posición
inmejorable.
Desde
luego debió de ser una ciudad imponente, rodeada por su muralla, llegando a
tener más de diez mezquitas de relativa importancia, ocho cementerios, zocos, palacios, bibliotecas,
nada menos que quince baños, una
importantísima escuela de traductores, otra de medicina...
Restos de la muralla árabe de Balansiya. |
En
cuanto al tema que nos ocupa, la mezquita,
era el centro en torno al cual se articulaba la vida de la ciudad. Representaba el
centro religioso, intelectual y jurídico de Valencia. En su interior, se reunía el Tribunal de las Aguas, fundado en el siglo X, y que fue trasladado al
exterior cuando la mezquita se convirtió en iglesia.
Se
sabe que estaba rodeada por cuatro plazas, plazas que en el siglo XIV recibían
los nombres de las Coles, las Gallinas, la Leña y la Almoyna , y en las cuales
se podían encontrar varios zocos. Debía estar situada junto al alcázar, en su
lado oeste , y ocuparía, al menos primitivamente, una parte del terreno donde se situaba el antiguo conjunto
basilical paleocristiano.
En
cuanto a su fecha de construcción, hoy por hoy, es totalmente imposible
precisarla.
Debió
de estar orientada su qibla hacia el Sur, algo bastante habitual en las
mezquitas construidas en la vieja Al-Andalus, y más si en esta construcción intervino
un alfaquí. El motivo de esta irregularidad en la orientación no sería otro que
la de diferenciarse de los cristianos, tal y como apunta Mónica Rius, profesora
de Historia del Islam y Árabe de la Universidad de Barcelona, ya que estos orientaban
sus iglesias hacia el Este. Es por este mismo motivo por lo que al ser
reutilizado un templo cristiano, como debió ocurrir en Valencia, se situaba el
mirhab en el muro sur, con el único objetivo de no rezar en la misma dirección
en que anteriormente lo habían hecho los cristianos.
De
esta forma, y al reutilizar los musulmanes las iglesias cristianas de forma
transversal, el ábside, situado al este,
dejaba de ser el núcleo del edificio, pasando e ser el mirhab, orientado
al sur, el foco de atención del edificio.
Contaría
también la mezquita con un alminar, una torre desde donde el almuédano
convocaba a los fieles a la oración cinco veces al día, al igual que
dispondría de un patio llamado shan,
donde se encontraba la fuente de las abluciones, donde los creyentes se
purificaban antes de la oración.
Partes de la que estaría compuesta la Mezquita Mayor de Balansiya. Web de "Materiales de Historia y Geografía". |
Ya
en la zona cubierta de la mezquita, el haram, las naves se situarían
perpendiculares a la qibla, siendo su entrada principal la actual portada
gótica de la Catedral.
Sí
sabemos gracias a algunas crónicas musulmanas, como la de Ibn Al-Abbâr, que
tras volver la ciudad de Valencia a manos almorávides, después del breve tiempo
en que la ciudad estuvo en manos de
Rodrigo Díaz de Vivar, quien había consagrado la mezquita como iglesia
cristiana, se construyó un nuevo mirhab.
Ibn
Al-Abbâr fue quizás, uno de los
personajes más importantes que vivieron durante los cinco siglos en que los
musulmanes habitaron tierras valencianas
. Gran escritor, poeta, político, diplomático, y como no, historiador.
Ibn Al-Abbâr. |
Según
cuenta él mismo en su At- Takmila, su
nacimiento se produjo durante la oración de la mañana en uno de los meses
de Rabi'u del año de la hiyra 595, es decir, el 1 de marzo del año 1199.
Gracias
a este mismo documento, At- Takmila fi kitâb as-Sila, un diccionario
biográfico manuscrito que se encuentra
en la Biblioteca del Escorial, sabemos que el nuevo mihrab de la Mezquita Mayor
se terminó de construir en el año 498/1104-1105, y que la obra fue sufragada y
supervisada por el entonces cadí de Balansiya, el norteafricano cAbd
Allâ b. Saicd al-Wâydi, un doctor originario de Ujda, y cuyo nombre
permaneció escrito en uno de los lados del mirhab hasta la entrada de las
tropas de Jaime I. Este mirhab respondería con casi toda seguridad a los
cánones y gusto de los artesanos almorávides, corrigiendo seguramente su
orientación con respecto al anterior de estilo andalusí.
Como
no podía ser de otra forma, cAbd Allâ b. Saicd al-Wâydi
también fue el encargado de la rehabilitación
de la mezquita convertida por los cristianos en iglesia, y arrasada
según cuentan algunos cronistas por los castellanos al abandonar Doña Jimena la
ciudad de Valencia.
Aunque
los datos que nos han llegado hoy en día sobre la actividad realizada en la
Mezquita Mayor de Valencia es relativamente escasa, si seguimos la crónica
de Ibn Al-Abbâr podemos conocer algunos de los nombres que la dirigieron, como por ejemplo el de Abu Muhammad
Ayyub b. Muhammad, quien fue cadí de Alzira
y director de las oraciones en la Mezquita Mayor de Valencia. También su nieto, quien sabemos falleció en
el año 608/1211-1212, de nombre Abu cAbd Allah Muhammad fue
consejero de la sura de Valencia, y predicador de la Mezquita.
Durante
el periodo de crisis post-almorávide y durante el final de las taifas, es
decir, durante el gobierno de Ibn Yahhaf, varias fueron las reuniones de
"notables" de la ciudad de Balansiya en la Mezquita Mayor con el fin
de elegir a sus gobernantes. De hecho, fue en la Mezquita Mayor de Valencia donde el cadí Ibn cAbd al- cAziz y el último gobernador almorávide de la ciudad,
reunieron a los valencianos al desencadenarse la crisis surgida por la autoridad
almohade.
Recreación de parte de lo que pudo ser la ciudad de Balansiya. |
En el mes de octubre del año 1238, Jaime I
entraba victorioso en la ciudad de Balansiya, siendo rector de la Mezquita Ibn
Fargalus, cuya casa fue donada por Jaime I a Pelegrinus Çoquer Cesarauguste, es
decir, a Peregrín Soquer de Zaragoza, junto con un huerto y cuatro jovadas de
tierra en Campanar.
Toma de Valencia por parte de Jaime I el Conquistador. Montaje realizado por Isabel Balensiya. |
Tras
la toma de la ciudad, Ibn Fagalus emigró a Denia, Murcia, y finalmente a
Orihuela, donde murió.
Lamentablemente
de la que fuera Mezquita Mayor de la
esplendorosa ciudad de Balansiya, no queda ningún resto visible. Hay quien
afirma que las piedras que sirven de base a la portada románica de la Catedral,
de distinto color que el resto de la obra, pudieran ser restos reutilizados de
la mezquita. Efectivamente estas basas son de mármol de Buixcarró, un tipo de
mármol con un bonito color rosado que se traía desde el término de Barxeta, y
que ya se utilizaba desde época romana, pero a pesar de ello, no hay ninguna
prueba documental que pueda confirmar que este material perteneció a la
Mezquita Mayor de Balansiya.
Entre los años 1941 y 1946, el arquitecto castellonense Vicente Traver Tomás levantaba de nuevo el Palacio Arzobispal de Valencia, el cual fue incendiado y arruinado durante la Guerra Civil, conservándose solo algunas partes de su construcción primitiva, como el patio o la capilla. Durante las obras de cimentación realizadas, se encontró además de varios restos de cerámica musulmana, un trozo de yesería que formaría parte de un arco lobulado con ornamentaciones de estilo almohade, el cual afirmaba el historiador Felipe Mateu Llopis en su trabajo Hallazgos arqueológicos en la plaza de la Almoyna en la ciudad de Valencia, podrían pertenecer a la Mezquita Mayor antes de ser consagrada como iglesia en tiempos de Jaime I.
Gracias
al Llibre de Repartiment, sabemos que justo enfrente de la Mezquita Mayor de
Valencia se encontraban las casas de Hozeyn Abingebit, dadas a Bertrandus de
Turolio, Bertrán de Teruel. Resulta curioso que tan solo en esta donación, sea
mencionada la misquitam Majorem de Balansiya.
Además
de la Mezquita Mayor de Balansiya, en la ciudad existieron, al menos, otras
diez mezquitas de relativa importancia. En la actual iglesia de Santa Catalina,
se encontraba la mezquita de Rahbat al-Qadi, nombre que los cristianos
tradujeron por Rahbatolcadi, plaza del Alcaide. De nuevo gracias a Ibn Al-Abbâr
, sabemos que se hizo cargo de la predicación Hamdun Ibn-an Mucallim
durante los años 1095 y 1096, ya que El Cid había consagrado la Mezquita Mayor
como iglesia. De ella no queda actualmente nada. Quizás algún trozo de muro y
algunos materiales reutilizados.
Otra
de las mezquitas era de la Al-Galaba, muy cerca del Almudín, y que
correspondería a la actual iglesia de San Esteban. Durante la breve estancia de
Rodrigo Díaz de Vivar en Valencia, según cuenta Beuter, fue consagrada como
iglesia a Nuestra Señora de las Virtudes. En esta mezquita predicó Muhammad b.
Sufyan a principios del siglo XII.
la
siguiente mezquita que se encontraba en Balansiya era la de Báb al-Qantara, y
correspondería con la actual iglesia de San Lorenzo. Abu cAbd Allah
Muhammad b. Yacfar al-Qurtubí fue el encargado de la oración en esta
mezquita durante los años 1122 y 1123.
En
cuanto a la mezquita de Ibn Aysún se encontraba en el lugar que ocupaba la
iglesia de San Bartolomé. Se encontraba junto a la puerta de Al-Qantara, y
según las crónicas árabes fue construida por cUbayd Allah, un hombre
de alto poder económico descendiente de Ibn Aysun.
Otra
de las mezquitas de la ciudad de Balansiya era la conocida con el nombre de
Az-Zuqaq, y correspondería con la actual iglesia de San Salvador.
Cercanas
a la plaza del Tossal existieron hasta
dos mezquitas. Una de ellas fue integrada en el monasterio de Santa Isabel de
Hungría, y la otra fue consagrada como iglesia en el año 1245, aunque bien es
cierto que volvió a ser mezquita, llamada de la Morería, con el objetivo de dar
servicio a los musulmanes que optaron por seguir residiendo en Valencia tras la conquista cristiana.
Nuevamente y tras ser asaltada la Morería en el año 1521, la mezquita fue
purificada y consagrada bajo la advocación de San Miguel y San Dionisio. Esta
fue la última mezquita que tuvo la ciudad de Valencia.
También
fue mezquita la iglesia de Santo Tomás, hoy desaparecida, y que se encontraba
frente al palacio Arzobispal, en la calle Avellanas esquina a las calles
Cavillers y Milagro.
En
cuanto a las iglesias de San Nicolás y San Martín, también debieron de ser
mezquitas en época musulmana. De la primera se desconoce su nombre, mientras
que de la segunda se cree pudo recibir el nombre de Báb Báytala.
Lo
mismo ocurre con la actual iglesia de San Juan de la Cruz, sita en la calle
Poeta Querol, consagrada el día siguiente de la conquista, el 10 de octubre del
año 1238 bajo la advocación de San Andrés.
Además
de las mezquitas hasta ahora descritas, Ibn Al-Abbâr cita en su Takmila otra serie de oratorios y
templos de los que por el momento ha sido imposible determinar su emplazamiento, y que es posible que en
algunos casos estuvieran relacionados con algunas de las iglesias antes vistas
y de las que se desconoce cual fue su nombre en época musulmana.
Citaba
el historiador musulmán la mezquita de Al-Sayyida o de la Señora, donde el
propio padre de Ibn Al-Abbâr fue el
encargado de dirigir la oración. También nombraba junto a esta, la mezquita de
Al-Sarayib, siendo el encargado de la oración Ibn al Zawq. Otra de las
mezquitas nombradas era la de Abu cAbd
Allah ibn Nu, maestro de Ibn Al-Abbâr , donde también enseñó tradiciones Ibn
Fargalus, quién fue rector de la Mezquita Mayor de Balansiya en el momento de
la entrada de Jaime I.
También
se nombran en la Takmila la mezquita de Al-Hamid, y la mezquita de Al-Gurfa o
también llamada de Ibn Surunbaq.
Al
margen de estas, no debemos olvidar que la ciudad de Balansiya se encontraba regada por infinidad de
pequeños templos y oratorios particulares, algunos de ellos nombrados en el
Repartiment, como la mezquita Delponti o del carrer Metalponti , la de la
Chopollella o Xopolela, la de Teuba, la de Açaquen, la de Algalcha, o la de Abenhamiz.
Esperemos
que algún día, la documentación y la arqueología puedan arrojar un pequeño rayo
de luz sobre este lado oscuro de nuestra
querida Catedral; un pequeño rayo de luz que nos muestre como fue el esplendor
de la tristemente olvidada Balansiya...
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