Valentia Mediaevalis : Los sepulcros del pasadizo de la Capilla del Santo Cáliz (III): Raymundo de Bellestar.
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viernes, 1 de enero de 2016

Los sepulcros del pasadizo de la Capilla del Santo Cáliz (III): Raymundo de Bellestar.


El tercero de los sepulcros con que nos encontramos a nuestro paso hacia la capilla del Santo Cáliz, es quizás el que más pistas proporciona sobre a quién pudo pertenecer, pero aún sí, parece que la duda planea sobre él.

Se atribuye este sepulcro gótico a Baltasar de Ballester, pero la verdad, es que no se  suele añadir ninguna información complementaria ni ningún dato histórico que lo pueda corroborar, tan solo se afirma que es del siglo XIII.

¿Realmente pertenece este sepulcro a Baltasar de Ballester? Y si es así, ¿Quien era este personaje? Desde luego debió de ser alguien de importancia para ser enterrado intramuros de la Catedral,  ya que en la Valencia del siglo XIII, siglo en el que está fechado este sepulcro, no era nada fácil ser enterrado en el interior de la basílica.  De hecho, estos enterramientos fueron restringidos únicamente a obispos, abades y fieles de muy destacada piedad en los sínodos celebrados en los años 1262 y 1273  por el obispo Andrés de Albalat, tal y como podemos comprobar en el códice 163 del Archivo Catedralicio.

Si intentamos buscar en la  documentación existente algún dato sobre "Baltasar de Ballester", poco o nada podemos encontrar en relación a la catedral valenciana. Consultando la completísima obra que lleva por título "Diccionario de historia medieval del Reino de Valencia", de José Hinojosa Montalvo, nos encontramos con  el prelado Antoni Ballester (Siglo XIV), hermano de Pere Ballester, señor de Caprena y Petra, otro Antoni Ballester, justicia de Valencia en el año 1452, el platero Gabriel Ballester, documentado en el año 1399, Geurau Ballester, también platero y documentado en el año 1471, Joan Ballester y Pere Ballester, documentados en 1450 y 1325 respectivamente, Pere Joan Ballester, pintor y miniaturista (siglo XV).... pero ni rastro de Baltasar de Ballester. Como podemos ver, el apellido Ballester comienza a sonar con más fuerza a partir de finales del siglo XIV, mientras que el sepulcro parece  datar del XIII.

El resto de información  que podemos encontrar  si lo hacemos a través de Internet,  tan solo se limitan a hacer un "copia y pega" de la escasa información que vimos más arriba,  por lo que la ayuda es totalmente nula a la hora de intentar desentrañar de quien son los restos que descansan en este sepulcro.


 Incluso en otras publicaciones como "Historia y Arte en las Catedrales de España" de  Narciso Casas, sigue repitiéndose la misma información.


     Sepulcro de  Raimundo de Bellestar en el pasillo que conduce a la capilla del Santo Cáliz.


Lógicamente,  y por no coincidir en la línea del tiempo el descubrimiento de este sepulcro (1960) con la publicación de su magnífica obra "La Catedral de Valencia, Guía Histórica y Artística",  José Sanchis y Sivera no menciona  nada respecto a este sepulcro.

Sin embargo, Juan Ángel Oñate Ojeda, en su obra "La catedral de Valencia", ya empieza a arrojar un poco de luz sobre el origen del propietario del sepulcro, al hablarnos de él como  "Baltasar de Belestar".

Aunque el canónigo Oñate acierta con el apellido del deán, yerra con el nombre, cosa, realmente extraña.

Es posible que se haya querido ver una similitud o un mismo linaje en los apellidos "Ballester" y "Bellestar", pero sinceramente, poco o nada los puede llegar a relacionar, o al menos hasta la fecha, ha sido totalmente imposible encontrar algún dato que así lo demuestre.

En el mes de  marzo del pasado 2014,  y durante unos trabajos realizados en la capilla de Santo Tomás de Villanueva, se encontró una lápida funeraria del siglo XIII, lápida perteneciente a Raimundo Escorna, secretario de Pedro III de Aragón.  De este magnífico hallazgo se hizo eco prácticamente la totalidad de medios informativos de la Comunidad Valenciana, ya que se encontraba en un perfecto estado de conservación. En la inscripción de esta lápida y junto a la fecha, 17 de febrero de 1291,  se puede leer este  profético epitafio:


"Hombre que me miras, lo que tú eres yo fui,  y lo que yo soy tú serás. Te pido que reces un Padre Nuestro por mi alma"

La verdad sea dicha, esta lápida funeraria es de una auténtica belleza. Sobre la figura yacente de Raimundo de Escorna,  dos ángeles funerarios acompañan el alma del difunto en su ascenso a los cielos,  mientras le espera la "Mano de Dios".  El conjunto está protegido por doce escudos  del linaje Escorna, un toro pasante.  Un precioso crismón precede la inscripción sobre la que descansa la efigie del secretario de Pedro III.

Junto a esta lápida, también se encontró un pedestal con varios escudos labrados, pedestal datado en el siglo XIV y cuya heráldica pertenece a la familia de  los Vallterra , quienes también tuvieron en su día capilla en la Catedral, e iguales a los que se encuentran en la catedral de Segorbe.

  ¿Y porqué contamos esto?, pues porque  curiosamente, es esta noticia la que nos encauza un poco más en la búsqueda de nuestro personaje, ya que  en uno de sus párrafos textualmente dice:


"Se trata (el descubrimiento de la lápida funeraria de Escorna) de una de las inscripciones funerarias medievales más antiguas descubiertas en Valencia, que se unen a las ya existentes en la Catedral: la del deán Ramón de Belestar y la del obispo Jaspert de Botonach, y a las conservadas en la iglesia de San Juan del Hospital"

 Y es que Quizás desde un principio hubiera sido mejor y más sencillo,   el escuchar lo que la piedra labrada de este sepulcro nos ha querido contar. Y lo que desde siempre nos ha querido confesar no es otra cosa   que  la muerte del deán de la catedral de Valencia, Raymundo de Bellestar.

Como  solía ocurrir habitualmente durante todo el medievo y en prácticamente  todo tipo de escrituras (bien fueran en pergamino o en piedra, como es el caso), muchas palabras solían abreviarse, sobre todo nombres propios, títulos (nobiliarios o eclesiásticos), o palabras de uso frecuente y cotidiano.  El objetivo de estas abreviaturas no tenía nada de especial ni de misterioso. Su fin no era otro que el  ahorrar a su autor algo muy valioso: tiempo y espacio. Y como no podría ser de otra forma, esta "técnica" de abreviado se ve perfectamente en la inscripción del sepulcro del deán valenciano. 

Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras, y desde luego no le falta razón al dicho, así que para que sea más fácil para todos, vamos a mostrar en cuatro imágenes la inscripción y significado de la inscripción del sepulcro del deán de la catedral Raimundo de Bellestar.

La primera de ellas corresponde a la imagen real de la inscripción.  La segunda representa esta misma  inscripción, pero pasada a "papel", para que de este modo se puedan apreciar con mayor nitidez y claridad todos sus caracteres. En la tercera lámina se puede ver  la misma inscripción sin sus abreviaturas, es decir con todas las palabras completas, y por fin la cuarta lámina, nos muestra su traducción, donde podemos apreciar perfectamente el nombre del propietario del sepulcro: Raymundo de Bellestar.

Pero antes de mostrar estas cuatro imágenes, me voy a permitir la licencia y el gusto de reproducir también, por su belleza e interés,  la imagen tomada por  A. Saiz de la lápida funeraria de Raimundo de Escorna, donde al mismo tiempo, podremos ver la similitud de los caracteres grabados con los del sepulcro de Raimundo de Belestar.

Lápida funeraria de Raimundo de Escorna, secretario de Pedro III de Aragón.

Inscripción del sepulcro del deán Raimundo de Bellestar


Transcripción de la inscripción del sepulcro del deán Raimundo de Bellestar


Transcripción de la inscripción del sepulcro del deán Raimundo de Belestar (sin abreviat.)


        Traducción de la inscripción del sepulcro del deán Raimundo de Bellestar


El sepulcro del deán se encuentra rematado con cuatro escudos de la familia Bellestar, dos en cada lateral,  "...un mont floronat d' or...", es decir, un monte floreado de oro sobre campo de gules, tal y como indica Francesc d'Asís Ferrer i Vivés en el volumen I de su "Heráldica Catalana".

Pero no solo vemos representado este escudo heráldico en el sepulcro de Raimundo de Bellestar. En el hastial de la puerta de los Apóstoles, es decir, en su parte interior, tras  arrancar en el año 1982 el revestimiento neoclásico al que la Catedral se vio sometido entre los años 1774 al 1799, aparecieron varias heráldicas sobre sus muros, una de ellas el de la familia Bellestar, representando el monte floreado de oro. Este mismo escudo lo podemos volver a encontrar en el muro exterior del hastial,  justo en la parte que mira al jardín.




Escudos heráldicos del linaje Belestar en el sepulcro del deán.


Escudos heráldicos del linaje Bellestar en el sepulcro del deán.


Escudo heráldico de los Bellestar en el hastial de la puerta de los Apóstoles 


Escudo heráldico de los Bellestar en el hastial de la puerta de los Apóstoles


Escudo heráldico de los Bellestar en el muro exterior del  hastial de la puerta de los Apóstoles 


Aunque bien es cierto que la información que tenemos sobre el deán de la Catedral es más bien poca, sí lo encontramos documentado en varios pergaminos del Archivo de la Catedral de Valencia.

 El primero de ellos, es un pergamino con  la signatura 456, documento fechado el 22 de septiembre de 1277, y en el cual el deán recibe poderes del Obispo y Cabildo de Valencia , para que reciba obediencia de los clérigos de las iglesias que le han sido adjudicadas en la Sentencia de los Árbitros en el pleito con Albarracín.

 Un  año más tarde, el 20 de abril de 1278, Raymundo de Bellestar vuelve a aparecer en la documentación. Figura el deán esta vez como testigo de la elección por parte de el obispo de Valencia, Jaspert de Botonach,  y Martí Roís, hijo y heredero de Artal de Huerto, señores de Chulilla y Gestalgar respectivamente, de Blasco Maça de Bergua, Hugo de Romaní, y Bernat de Busquet, como árbitros para que delimiten la frontera común de ambos señoríos. En este documento del Cartulario de Gestalgar, cartulario que se encuentra actualmente en la Biblioteca de Cataluña, Raymundo de Belestar aparece como "Raymundus de Belestar, decanus valentinus..."

Nuevamente aparece el deán en un documento fechado el 16 de marzo de 1279, documento signado con el número 1113 y que se encuentra en el archivo catedralicio. En este pergamino Don Jaime de Jérica reconoce a Raimundo de Bellestar  y a sus sucesores como receptores de las dos terceras partes de los diezmos en el castillo de Domeño.

El 8 de septiembre de 1286, el canónigo de la Catedral Oliver Mascarell y su hermano Bernardo Mascarell, reconocen y confiesan a Raimundo de Bellestar haber percibido de forma ilícita cierta cantidad de dinero. Este documento, con número 1124, también se encuentra en el Archivo de la Catedral de Valencia.

En el pergamino 4698 del mismo archivo, Alfonso III manda a los jueces y jurados de la ciudad de Teruel que hagan pagar a Raimundo de Bellestar, deán de la catedral, cierta cantidad que debía pagar anualmente sobre sus derechos de las Salinas de Arcos.

El mismo día de su muerte, el 18 de noviembre de 1289, en el archivo de la Catedral encontramos con el número 4691 el pergamino de su Codicilo.

Pero aún después de su muerte, podemos encontrar en el archivo catedralicio un par de documentos más donde aparece Raimundo de Bellestar. El primero de ellos, con número 5567 y fechado el 17 de agosto de 1291, hace mención  de la entrega hecha del testamento del deán valenciano hecho en Játiva, mientras que en el segundo, fechado el 10 de octubre de 1302 y con número 8164, se documenta la venta de unas casas por una deuda contraída por Ramón Mercer con los albaceas de Ramón Bellestar.

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